Blanco, negro o con leche. Con o sin almendras. En helados, cakes, barritas y galletas, pero también en tableta, a la taza o en polvo. Independientemente de lo goloso o golosa que seas y de cómo lo prefieras, el 13 de septiembre es el Día Internacional del Chocolate y nos vemos obligadísimos a hacerle un espacio para explicar algunas de las preguntas más comunes relacionadas con esta delicia.
Aunque el chocolate no es un alimento beneficioso, estos son los consejos para elegir el «más saludable»
Una cosa es el cacao y otra muy distinta, el chocolate.
Para conseguir este último, se mezcla el primero, el cacao, la materia prima, con grasas, leche y azúcares.
En conjunto, estos ingredientes extra hacen que las supuestas propiedades beneficiosas iniciales del grano de cacao se vean superadas por las no tan saludables de estos añadidos.
Esta es una de las causas (entre otras) que hacen de este un alimento superfluo del que, por el momento y según explica la dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos Beatriz Robles en este artículo, no podemos esperar beneficios. ¿Su consejo? Limitar la ingesta y no incorporarlo a la dieta de forma habitual.
Aun así, como sabemos que es vicio difícil de abandonar por completo, por aquí te dejamos las recomendaciones de Robles a la hora de escoger entre un tipo de chocolate u otro y en qué debemos fijarnos al hacerlo.
- ¿Qué nombre aparece en el envase? Es importante intentar que el chocolate sea eso, solo chocolate, a secas, sin apellidos como “con leche” o “blanco”.
- Si los primeros ingredientes proceden del cacao, ya sea en polvo, magro o manteca, mucho mejor. Y cuanto más tarde aparezca en la lista el azúcar, más puntos extra en la calidad del postre.
- Trata de escoger el que presente el porcentaje de cacao más elevado (por encima del 65%).
Por último, Robles señala que hay que tener cuidado con los chocolates rellenos, ya que el porcentaje de cacao al que se refiere es el de la porción exterior del chocolate, no el del producto final (que suele estar cargado de ingredientes de inferior calidad, principalmente azúcares simples).
«Sin duda las mejores opciones son las que tienen un 90-99% de cacao. Son para valientes, pero hemos venido a jugar, ¿no?», concluye la experta.
¿El chocolate es afrodisiaco?
Aunque sentimos decepcionar tu faceta más pícara, no hay evidencias científicas suficientes que garanticen que el chocolate u otros alimentos (que vemos con el tema de las ostras, las fresas y la canela) tengan propiedades relacionadas con el apetito sexual, al menos en humanos.
Si este se relaciona con el sexo o se propone como «supuesto sustitutivo» es porque es un alimento muy gustoso, que activa nuestros circuitos de recompensa y nos hace «sentir bien», sensaciones que también se producen con el sexo.
«[Los alimentos afrodisíacos] son una leyenda urbana«, confirma, medio cofundador de Factchequeado, Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos.
«La relación de determinados alimentos o sustancias con posibles propiedades afrodisíacas se ha establecido tradicionalmente por diversas razones: su parecido con los órganos sexuales (como el cuerno de rinoceronte o los moluscos bivalvos), el origen marino de algunos alimentos que se vinculan al mito de Afrodita, las sensaciones trigeminales (irritantes o agresivas, como el picante) que producen en la boca, sus características sensoriales placenteras (como el chocolate)…», continúa.
Los autores de este estudio apuntan que, aunque se suele creer que el chocolate, el café y la miel tienen potencial afrodisíaco, «no existe o hay poca confirmación científica que respalde esas afirmaciones».
En este otro, sobre el chocolate y la salud sexual femenina, los investigadores sugieren que, a pesar de que quienes confirmaron tomar chocolate tenían un índice de función sexual femenina mayor que las que no lo hacían, los valores eran similares al ajustar los datos por edad (tomasen o no chocolate).
Además, diferentes revisiones de estudios, sugieren que la evidencia actual indica que no existen los afrodisíacos naturales como un tratamiento efectivo para las disfunciones sexuales masculinas o femeninas y hace referencia a «los decepcionantes datos actuales sobre su efectividad».
«Es cierto que algunos alimentos los vinculamos con situaciones eróticas. Pero, más allá de circunstancias ajenas a las propiamente nutricionales, se debe a otros factores: son alimentos que se consumen en ocasiones especiales, que se pueden comer con las manos (y obligan a que participen otros sentidos, como el tacto), recuerdan los genitales…», explica Robles.
«En definitiva, el alimento en sí mismo no es el elemento importante, sino más bien la intención o la complicidad con la que se eligen, se preparan, se comparten, se decora la mesa, se prepara el entorno, la música, etc. y como no, las expectativas de la pareja al respecto», concluye por su parte Revenga.
¿Qué sabemos sobre la relación entre el chocolate y el acné?
¿Consumir chocolate puede repercutir en nuestra piel, causando o empeorando el acné? Lo cierto es que no está comprobado que origine o agrave estos brotes.
Lo que sí han mostrado algunos estudios es que los alimentos con alto índice glucémico (aquellos que pueden elevar el nivel de glucosa en sangre rápidamente) sí pueden agudizar este problema cutáneo, tan común entre los adolescentes, según este documento de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
«Está demostrado que los alimentos que tienen una alta carga glucémica sí empeoran el acné», confirma Sara Gómez Armayones, dermatóloga del Hospital Clinic, en Barcelona, España.
¿Y qué alimentos presentan un alto índice glucémico?
La AEDV explica aquí que son «aquellos productos sometidos a procesos especiales para su conservación, con gran cantidad de aditivos, colorantes, conservantes y potenciadores de sabor que no son beneficiosas para nuestro organismo y no aportan los nutrientes necesarios (como harinas, pan o arroz blanco, azúcar, etc.)».
El chocolate blanco, ¿es chocolate?
El debate por excelencia en relación a los postres y las meriendas, el tema de discusión perfecto para los más golosos: el chocolate blanco, ¿se considera chocolate? Vayamos por partes.
Para conseguir el chocolate que llega a nuestra despensa, ya sea en polvo o en tableta, se extraen las semillas del cacao y se dejan secar.
Una vez secas, se trituran hasta conseguir licor o pasta de cacao: chocolate puro en forma líquida.
Es en este momento cuando se filtra y se separan las partículas de cacao (las que se utilizarán para conseguirlo en su forma en polvo) y la manteca, que supone el ingrediente principal del chocolate blanco.
Por eso nos referimos a él bajo la palabra «chocolate». Esta manteca es la culpable del aroma y sabor similar al del cacao.
Según la legislación, y como explica el dietista-nutricionista Daniel Ursúa, solo puede denominarse «chocolate blanco» a aquellos productos que contengan, al menos, un 20% de manteca de cacao y un 14% de leche (puede ser en polvo).
«Por lo tanto, debemos desconfiar de aquellos productos que evitan utilizar la denominación chocolate blanco, y no son pocos», advierte el experto.
Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos, confirma que el chocolate blanco es legalmente chocolate, siempre que se ajuste a la normativa citada.
Eso sí, recuerda que «en el chocolate blanco el único ingrediente procedente del cacao es la manteca; no lleva cacao en polvo».
Ahora bien, aunque la legislación acepte esta nomenclatura, si tenemos en cuenta su composición, en ella no hay ni rastro de la masa del cacao, en la que se encuentran las sustancias de las que derivan los posibles beneficios de su consumo.
Sí, en grandes cantidades, el chocolate puede ser dañino para los perros
Seguro que alguna vez has oído que el chocolate no era el alimento más apropiado para los perros, y así es.
Ahora bien, lo que realmente determina el daño que podría hacerles es la cantidad que consuman.
El chocolate es rico en teobromina, que no es perjudicial en humanos pero sí tóxico en perros.
Este compuesto es más común en el chocolate negro, pero forma parte de cualquier tipo de estos.
La teobromina puede ocasionar vómitos y diarrea en nuestras mascotas, pero también arritmias o ataques al corazón.
Esta puede ser letal en dosis a partir de 100 mg por cada kilo del animal.
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