Arqueólogos mexicanos hallaron una canoa maya prehispánica y otros vestigios arqueológicos en la zona donde se construye el Tren Maya, que va de los estados de Yucatán a Quintana Roo, en el sureste del país, informó este viernes el instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
En un comunicado, la dependencia señaló que el objeto, que ha sido asociado al periodo Clásico Terminal (830-950 después de cristo), fue hallado “en buen estado de conservación” durante la prospección del Tramo IV de la obra, una de las más emblemáticas del Gobierno mexicano, que va de Izamal, Yucatán, a Cancún, Quintana Roo en el sitio arqueológico de San Andrés.
La embarcación mide 1,60 metros de largo, por 80 centímetros de ancho y 40 centímetros de alto y se cree que podría haberse empleado para la extracción de agua del cenote o para el depósito de ofrendas durante rituales.
Helena Barba Meinecke, responsable de la Oficina Península de Yucatán de la Subdirección de Arqueología Subacuática del INAH, señaló que el hallazgo se dio mientras los arqueólogos acudían a la exploración y registro de un cenote, un pozo y una rejoyada por donde pasa esta obra de infraestructura.
Señaló que será en noviembre próximo cuando se realice una nueva prospección a la canoa, a fin de precisar su antigüedad mediante dendrocronología y conocer exactamente de qué árbol es la madera, para lo que contarán con el apoyo de la Universidad La Sorbona, de París.
Asimismo, se realizará un pozo de sondeo en el sedimento que hay bajo la canoa, a fin de definir la estratigrafía del entorno y posibles elementos adicionales; lo mismo que estudios de fotogrametría para obtener un modelo 3D de la canoa, que ayude en su estudio y divulgación virtual y que facilite la creación de réplicas que puedan integrarse a museos de la región.
Las autoridades informaron que en los otros dos cuerpos de agua que examinaron encontraron también elementos arqueológicos como una osamenta humana y cerámica, así como pintura mural, un incensario, un cuchillo ritual, más de 40 vasijas, entre otros vestigios.
“Es evidente que esta es una zona donde se realizaron ceremonias, no solo por la cerámica fragmentada intencionalmente, sino también por los restos de carbón que indican su exposición al fuego y la manera en que colocaron piedras arriba de ellas para cubrirlas, ya que no son producto de derrumbes”, afirmó Barba Meinecke.
Los elementos fueron trasladados a un campamento arqueológico de la Zona Arqueológica de Chichén Itzá para su resguardo, mientras que el sitio fue resguardado y quedará bajo la protección del INAH.
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