La senadora por el PAN coquetea esta semana con sumar a Ebrard y busca capitalizar la “rebelión” en Movimiento Ciudadano encabezada por el gobernador Enrique Alfaro
Marcelo Ebrard, Santiago Creel, Movimiento Ciudadano (MC), priistas, panistas, perredistas, morenistas desencantados, ciudadanos. Esa es la coalición que quiere construir Xóchitl Gálvez para arrebatar el poder a Morena y Andrés Manuel López Obrador en las elecciones de 2024. La aspirante presidencial dijo esta semana, entre bromas, que no descarta acercarse a Ebrard, contendiente por la candidatura del partido gobernante, para invitarlo a las filas de la oposición. Y también señaló, en tono más serio, que buscará a MC, pero que les hará una propuesta para sumarse hasta que amarre su papel como coordinadora del Frente Amplio por México, después de la final que disputa con Beatriz Paredes por la nominación opositora. “Yo sí me veo con MC”, dijo de visita en el Estado de Jalisco y antes de reunirse con el gobernador Enrique Alfaro, que anunció esta semana su salida de la formación naranja por las diferencias que tiene con la dirigencia de Dante Delgado.
“Como gobernador del estado dialogar con las personas que definirán el futuro de México, conocer su visión y exponerles la situación de nuestro estado siempre será un ejercicio productivo”, señaló Alfaro en sus redes sociales, donde se refirió a Gálvez como su “amiga”. La reunión entre ambos ha sido el acercamiento más visible entre el Frente Amplio por México y Movimiento Ciudadano en los últimos meses. Se dio también en los tiempos más convulsos para MC de las últimas semanas y prácticamente 24 horas después de los dardos que lanzó el gobernador contra Delgado. “No quise hablar el tema interno de MC por un tema de respeto”, aclaró Gálvez, horas más tarde.
La decisión de Alfaro de tomar distancia de la cúpula partidista abre un mar de incógnitas sobre el futuro inmediato de esa fuerza política, tanto a nivel nacional como en los dos Estados donde gobierna, Jalisco y Nuevo León. En Jalisco, la tercera entidad más poblada de México, MC es la fuerza más votada, la que tiene más diputados en el Congreso local y la que controla más Ayuntamientos. Todavía no está claro cuán profunda es la grieta que abrió el gobernador y si parte de la estructura partidista migraría con él o no a la hora de la verdad. Con todo, las voces que hablan de una supuesta “rebelión” se multiplican.
En medio de la polémica emergió un desplegado publicado en las cuentas de MC en Jalisco titulado “Unidos con Alfaro”. “No podemos aceptar que nuestra opinión sea ignorada sistemáticamente”, se lee en el documento. “Este Movimiento se la juega con el gobernador Enrique Alfaro y por Jalisco”, se agrega. Entre los firmantes figuran dos senadores, Verónica Delgadillo y Clemente Castañeda, el coordinador en la Cámara alta; 12 diputados federales; los 16 legisladores del Congreso estatal, y todos los presidentes municipales de esa entidad adheridos al partido, incluidos el de Guadalajara y el de Zapopan.
Delgado minimizó el mensaje, aseguró que muchos de los actores no fueron consultados antes de la publicación y acusó que la militancia está “siendo objeto de chantajes y amenazas”. El dilema sigue siendo el mismo que el de hace meses: competir solos por primera vez en una elección presidencial o ir en coalición para derribar al movimiento de López Obrador. Sigue siendo también la raíz del conflicto interno. Enrique Alfaro quiere sumar fuerzas y Dante Delgado no quiere subirse al “Titánic” del PRI, PAN y PRD.
Desde mucho antes de que se adelantara la carrera por la presidencia, la consigna del Frente ha sido sumar a la mayor cantidad de personas posible. Todo mundo cabe en la coalición, contemplada de por sí como una amalgama de viejos rivales que han decidido unir esfuerzos para tener opciones reales por el poder. “Todos los que no estamos contentos con lo que está pasando en el país tenemos que aliarnos”, dijo Gálvez en una entrevista con EL PAÍS en junio, en la misma semana en la que se destapó como aspirante. “Todos los partidos y todos los actores políticos tenemos que dejar de lado nuestros intereses personales”, dijo sobre buscar a Movimiento Ciudadano.
“Nosotros estamos en la búsqueda de sumar a todas las personas que crean que México debe de cambiar. Nos asumimos como los aglutinadores de las fuerzas de la oposición, todos aquellos que realmente quieran ser opositores son necesarios”, dijo Marko Cortés, el líder nacional del PAN, en una entrevista con este diario en febrero pasado. “Es quien la gente quiere y además, hay que decirlo, es quien puede sumar a ciertas corrientes de izquierda como del PRD y una parte o todo lo que significa el partido de MC”, comentó Cortés esta semana en una entrevista con Milenio.
La coalición alrededor de Gálvez, que ha hecho carrera política de la mano del PAN pero no es militante, es heterogénea. Cuando se inscribió como aspirante ante el PRI reconoció los aportes de los priistas, cuando fue al PRD hizo lo propio y resaltó sus inicios como simpatizante de izquierdas y ha trabajado para ganarse a las bases panistas, que parecían más volcadas a la plataforma de Creel. En el camino ha sumado al veterano Germán Martínez, exdirigente del PAN y exdirector del Instituto Mexicano del Seguro Social; a la excandidata presidencial, Josefina Vázquez Mota; al expresidente Vicente Fox, y al exgobernador de Guanajuato, Juan Carlos Romero Hicks. Incluso, presumió que morenistas firmaron a favor de su plataforma en la contienda interna. Su último fichaje fue Creel, a quien le ofreció la coordinación de su campaña esta semana.
“Le jugaron chueco y me cae bien Marcelo, pero voy a buscar a todos, hay que buscar a todos, hampones no”, dijo Gálvez en un acto en Cancún. Ebrard ha descartado, por ahora, cualquier posibilidad de salir de Morena, menos mientras pelea cuerpo a cuerpo la candidatura con Claudia Sheinbaum. “Hay mucha gente en el equipo de Claudia que cree que lo más cómodo para ellos sería que yo me fuera a Movimiento Ciudadano porque les darían dos ventajas. Una de ellas es reducir sustancialmente la competencia interna. Y la otra es que las simpatías que tengo no se irían al frente opuesto [Frente Amplio por México], sino a otro partido”, dijo en una entrevista con EL PAÍS el fin de semana.
La foto que Gálvez publicó con Alfaro dio de qué pensar a más de uno. Por el momento político de MC y el Frente, por ser una declaración directa de intenciones y porque la senadora persigue un nuevo punto de diferenciación frente a Paredes: el papel de la gran aglutinadora de la oposición, un rol que un candidato priista no podría realizar con facilidad. Aglomerar apoyos en todo el espectro político también permite a la aspirante desmarcarse de los desgastados membretes partidistas detrás de la coalición, sobre todo el del PRI.
En caso de ganar la candidatura, sin embargo, se anticipa que Gálvez tendrá que aprender a balancearse en una delgada línea, según el contexto. Tendrá que ser la candidata del PRI para los priistas, tendrá que convencer a los panistas de sepa y tendrá que reanimar a los perredistas. Al mismo tiempo, deberá seguir impulsando su imagen de aspirante ciudadana y de política entrona frente al poder del presidente, las cartas que mejor le han funcionado.
Antes de adelantar conclusiones, la senadora deberá superar el escollo de la contienda interna, que se ha dividido en la recta final entre la candidata del PRI y la candidata del PAN. Los resultados de la encuesta y las votaciones primarias del Frente, ambas con un valor del 50% cada una, se darán a conocer el 3 de septiembre. A partir de ahí, comienza la cuenta regresiva para que la oposición intente resolver el acertijo que lo ha perseguido desde 2018: cómo frenar el avance de Morena y arrebatar la presidencia a López Obrador.
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