La discusión sobre la reducción de la jornada laboral en México ha retomado fuerza, con la posibilidad de reducir horas semanales
La discusión sobre la reducción de la jornada laboral en México ha retomado fuerza, con la posibilidad de pasar de 48 a 40 horas semanales. Esta medida, que ya ha sido adoptada en otros países de Latinoamérica, busca mejorar la productividad y el bienestar de los trabajadores.
Sin embargo, su implementación conlleva diversos retos y costos para las empresas, especialmente en lo referente a las horas extra, vacaciones y contratación de personal adicional. Por lo que los expertos y políticos continúan analizando las implicaciones de esta propuesta y cómo afectaría a los trabajadores en distintas industrias y sectores.
Hacia la reducción de 40 horas laborales
En septiembre de 2023, el Congreso de la Unión retomará la discusión sobre la reducción de la jornada laboral en México, una medida que ha sido implementada en otros países de la región con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los trabajadores y aumentar la productividad.
La iniciativa propone pasar de 48 a 40 horas semanales, lo que implicaría importantes cambios en la dinámica laboral y en la forma en que las empresas organizan el trabajo y otorgan prestaciones a sus empleados.
El contexto y la propuesta
En 2022, México fue el país donde se laboraron más horas al año dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con un promedio de dos mil 226 horas por trabajador, casi el doble del promedio global. Ante esta realidad, la propuesta de reducir la jornada laboral busca lograr una fuerza laboral más descansada y productiva.
En abril de 2023, la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados aprobó un proyecto para reformar la Carta Magna y establecer la jornada laboral de cinco días de trabajo por cada dos de descanso, lo que reduciría las horas de trabajo semanales a 40.
Implicaciones para los trabajadores
Para aquellos empleados que ya tienen dos días libres por semana, la reducción de la jornada laboral no implicaría un cambio significativo en su dinámica laboral. Sin embargo, para quienes trabajan más de cinco días por semana, los trabajadores deberían pagar un salario diario doble por cada día adicional trabajado.
En cuanto a las vacaciones, el nuevo esquema de descanso adicional modificaría la forma en que se calculan los días de vacaciones. En lugar de los 12 días tradicionales, los empleados podrían llegar a tener hasta 16 días de vacaciones, lo que también podría requerir una mayor contratación de personal para cubrir las ausencias.
Horas extra y contratación de personal
Una de las principales inquietudes de los patrones es cómo suplantar el sexto día de trabajo en caso de ser necesario. Las horas extras trabajadas después de las 40 horas semanales se considerarían como tiempo extra y deberían pagarse al 100% del salario, siempre y cuando no se excedan tres horas diarias y tres veces por semana. En caso de rebasar este límite, se debería cubrir con el 200% del salario percibido en el tiempo excedido.
Esta medida podría llevar a las empresas a reconsiderar su estructura organizacional, reasignar funciones y, en algunos casos, contratar más personal para cubrir las horas de trabajo adicionales.
Retos y ajustes para las empresas
La implementación de una jornada laboral de 40 horas semanales requeriría ajustes a los contratos individuales y colectivos, así como una posible revisión de los procesos de trabajo y la productividad en las empresas. La falta de una prima sabatina en el proyecto de ley y la ausencia de un período de transición podrían plantear desafíos adicionales para las compañías.
Comparación internacional
En caso de que la reforma se apruebe, México se uniría a Chile, Ecuador y Trinidad y Tobago como las economías con la jornada laboral más corta en Latinoamérica. Aunque la norma general en la región sigue siendo de 48 horas semanales, en gran parte de Europa y el norte de Asia se ha establecido la jornada laboral de 40 horas desde hace más de una década.
Por ello, la reducción de la jornada laboral en México representa un cambio significativo que busca mejorar la calidad de vida de los trabajadores y aumentar la productividad en el país. Pero su implementación conlleva diversos retos para las empresas, especialmente en lo referente a las horas extra, las vacaciones y la contratación de personal adicional.
Las empresas deberán adaptarse y buscar soluciones para mantener su eficiencia y competitividad en un nuevo entorno laboral. La discusión sobre esta propuesta continuará en el Congreso de la Unión y será clave para definir el futuro de la jornada laboral en México.
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