Basaksehir, el club político turco que enfrenta hoy al PSG, genera muchas expectativas en Champions League, dado a sus orígenes y vínculos con el gobierno de ese país.
Es un club joven que regresó a Primera División en 2014-15 y fue campeón de Liga en junio.
Apenas tiene seguidores en contraste con el resto de los equipos de la ciudad de Estambul, pero ya logró coronarse campeón este año.
En los últimos 35 años, sólo una vez (Bursaspor 2009-2010) había habido en Turquía un campeón que no fuera uno de los tres grandes del país: Galatasaray, Fenerbahçe o Besiktas.
De ahí la sorpresa y la expectación que genera el título logrado por el modesto Basaksehir, un club que enseguida ha suscitado recelos entre los aficionados al fútbol por su crecimiento exponencial en los últimos años.
En Turquía, los rivales lo conocen como el “FC Erdogan”, por ser el brazo deportivo alentado por el presidente Recep Tayyip Erdogan.
El trasfondo de su creación es político y hasta religioso. Turquía es un estado laico pero con una fuerte influencia islámica, sobre todo propagada por Erdogan y sus súbditos.
Ningún equipo había ocupado ese lugar entre los aficionados, que habían seguido el secularismo reinante en el país sin mezclar política con deporte. El Basaksehir no. Enseguida fue el cobijo de los hinchas más conservadores, hasta el punto de que su grupo de animación se llama 1453 (año de la conquista de Constantinopla por parte de los turcos otomanos).
Basaksehir, el club político turco que enfrenta hoy al PSG; un ascenso meteórico
La inyección de dinero (sin saber muy bien su procedencia) fue permitiendo que la plantilla se reforzase con nombres ilustres, aunque veteranos.
El ascenso a la Superlig hizo que se codeara con los clubes más importantes a la hora de acudir al mercado. Llegaron Clichy, Skrtel, Demba Ba o su estrella mediática e icónica, Robinho.
El salto de calidad fue instantáneo, con dos subcampeonatos seguidos y participaciones en Europa.
El duelo de la Jornada 2 de la Champions League entre el Basaksehir y el PSG llega justo cuando los gobiernos de Francia y Turquía viven un momento de tensión entre fuertes declaraciones.
Todo se ha derivado de que el presidente de Francia, Emmanuel Macron, defendió la libertad de expresión por la publicación de unas caricaturas del profeta Mahoma (que le costó la vida a un profesor a manos de un radical el 16 de octubre).
Recep Tayyip Erdogan comenzó una serie de declaraciones contra Macron y llamó al boicot a los productos de Francia.
Sin embargo, para evitar cualquier altercado, el presidente del club turco, Göksel Gümüsdag, garantizó la seguridad del cuadro parisino y llamó “amigos” a la directiva del PSG.
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